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Despierto cada día queriendo ser defensa, fiscal y juez; usted, yo y él. Quiero saber que hicieron , que harán y que no harían; o ser el papel , la piedra, la tijera; ojos, boca y piel. El cornudo, el más deseado y el terco infiel. La puerta, la ventana o caer como hizo Olmedo del balcón aquel, para no volver. Ser el degenerado, el amor por tu cuerpo, o primera vez; mediodía, medianoche y atardecer. Mejor que dos opciones siempre van a ser tres. 
Quiero ser asesino, ser la víctima, el testigo; el humo, la bolsa y el vino. El viaje, el primer paso, el destino. Subir, bajar o reaccionar: buscar salidas. 
Poder encerrar a la libertad y sacarle un poco de verdad, y robarle un poco de verdad. Soy un papel en blanco, diez temas en un día, o solo sé no morir de sed. Te amo todo el día, te odio y te tengo miedo; y quiero ser tren, un camión en la ruta y el tiro a la cien. 
Me hago cemento, museo o algún "cabaré"; soy avenida, la cortada y vuelvo a ser esquina. Empate, local y visita; el dueño, el patrón y la hormiga. 
Subir, bajar y reaccionar. 

Yo he preferido hablar de cosas imposibles, porque de lo posible se sabe demasiado.

Ojalá se te acabe la mirada constante, la palabra precisa, la sonrisa perfecta. Ojalá pase algo que te borre de pronto, una luz cegadora, un disparo de nieve, ojalá por lo menos que me lleve la muerte. Para no verte tanto, para no verte siempre, en todos los segundos, en todas las visiones. Ojalá que no pueda tocarte ni en canciones.



Siempre relojeando el cielo desde el suelo, y no arriba. Sin saber ni creer si esta lección de vida valiera mi fe. Si este tren solo de ida me daría un lugar, y el corazón me aturdía con eso de que las paredes y el techo se van si hay libertad.